Una sonrisa de Dios en nuestro tiempo

SALUDOS DEL PADRE EUGENIO CÉSPEDES


Muy queridos y recordados en la Oración:

Quiero utilizar el correo de mi muy querido Amigo Don Sergio Candia, al que le pido disculpas, ya que no tengo por ahora otra forma de comunicarme con Uds. Gracias !! , mi querido viejo Sergio.

Quisiera hacer llegar a todos y cada uno de los Señores Diáconos, junto a sus queridas Esposas e Hijos, mi más cariñoso saludo, acompañados del recuerdo agradecido por Uds., en la Oración. Hoy que celebramos un año más la Fiesta de San Lorenzo, patrono de los Diáconos, me uno a Uds. en la Santa Eucaristía y pido a Dios los colme de sus bendiciones junto a los suyos y les de salud y paciencia en la misión que nos ha tocado compartir al servicio de la Iglesia que peregrina en Puerto Montt a la Jerusalén del cielo. En la misma Eucaristía haré recuerdo de nuestros hermanos del gremio que ya gozan de la vida sin fin.

Agradezco la cordial invitación para acompañarles en el rico almuerzo de aniversario, pero, por razones pastorales, no podrá ser, sé que Uds. comprenderán.

Les abraza en comunión de Oraciones. P. EUGENIO.

P. Eugenio Céspedes, ex-asesor

P. Eugenio Céspedes, ex-asesor
San Lorenzo, 2007

San Lorenzo nos une


Querido hermano Sergio, un gran saludo para ti en este día tan importante para nosotros, en que recordamos y celebramos a nuestro Patrono, san Lorenzo; a él le pedimos que nos oriente y acompañe en nuestro humilde servicio al Señor y a nuestros hermanos. Que lo acojamos como ejemplo de servicio y de entrega.

Para ti hermano, muchas felicidades en tu día, gracias por tu servicio silencioso, con el que nos mantienes informados, compartes tus sabias reflexiones, y unidos entre nosotros, y a ti. Gracias, también, por hacernos llegar el cariñoso saludo de nuestro amigo, el padre Eugenio. Hoy tuvimos la alegría de compartir, la mayoría de los diáconos, muchas señoras, incluida Laurita, viuda de nuestro hermano Jorge Paredes y su hija. Fue una linda celebración Eucarística y un alegre compartir en los salones de la Parroquia María Reina y Madre, acogidos con cariño por el padre Tomás y muy bien atendidos por hermanos de la comunidad, encabezados, con mucha generosidad, por Juanita y su esposo, nuestro hermano en el diaconado Alejandro. En ambas celebraciones, en la misa y en la mesa, presidió con afecto y cariño nuestro pastor diocesano, el señor Arzobispo. Sergio, un gran abrazo para ti, mis respetos y saludo cariñoso para Pepita. Que el Señor, Padre Eterno y Misericordioso les acompañe y bendiga siempre. Humberto Caro.

Diácono Guido Díaz, Coordinador

viernes, 25 de mayo de 2007

FORMACIÓN EN DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
Conferencias de Fr. Ashley Beck
Traducción libre y adaptada
por diácono Sergio Candia,
Arzobispado de Puerto Montt (Chile)


COMO UDS. SABEN, el corazón de los documentos desde los cuales el Magisterio de la Iglesia Católica aborda la formación y el ministerio de los diáconos permanentes, dejan en claro que un diácono debe tener un especial conocimiento de la Doctrina Social, la que forma parte de la teología moral.

El Directorio para el Ministerio y Vida de los Diáconos Permanentes establece que es propio del diácono ser “Ministro de la Caridad”, lo que debe hacer “promoviendo la vida en todas sus fases y transformando el mundo de acuerdo al orden cristiano”; y, sin duda, es por esta razón, y mayormente por su trabajo en asuntos seculares, que las Normas Básicas de Formación, específicamente, se refieren a la moralidad, en su dimensión personal y social y, en particular, a la doctrina social de la Iglesia” como algo que los diáconos deben estudiar. No deben estudiar las enseñanza sociales de nuestra iglesia sólo porque sí; pues, parece claro que especializarse en ellas es un particular vínculo de su vocación y carisma como diáconos.

En algunos lugares, desde que el diaconado permanente ha sido restablecido —no es injusto indicarlo—, este aspecto del ministerio diaconal ha sido desatendido o menospreciado (aunque, en otros casos, los propios diáconos se han automarginado) y esto ha producido un concepto cínico sobre el diaconado y, en algunos casos, ha retardado su apropiada restauración. Este nuevo Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia constituye algo que cada diácono —y cada uno de los aspirantes al diaconado— debe conocer tan bien como el Catecismo de la Iglesia Católica. La disensión o la indiferencia sobre la doctrina social —como con cualquier otro aspecto de la enseñanza ordinaria de la iglesia— es signo de que la persona del diácono permanente carece de vocación para serlo: conocer la doctrina social no es un suplemento opcional.

Testigo público de la iglesia

Es un aspecto especial de la vocación y del ministerio del diácono ser testigo público en todo el mundo, correspondiente al que tiene la Iglesia Católica. La conocida postura pública y política actual de la Iglesia —inquietante e incómoda para muchos, tanto al interior como al exterior de ella—, en lo referente a los asuntos tratados por la doctrina social, no era posible en una generación anterior. Ahora, ustedes, como diáconos, tienen un rol que asumir en esta tarea testimonial para resolver el problema de que muchos católicos no dan nada de su tiempo para esto.

La realidad de la deslealtad

  • “Cuando... (las iglesias) intenten por cualquier otro medio —escrituras, encíclicas, etc.— asumir derechos que pertenecen solamente al estado, nosotros las haremos retornar nuevamente a su actividad espiritual propia.” (A. Hitler, Instrucción Día de Mayo 1937, citada en E.C. Helmreich, The German Churches under Hitler [Detroit: 1979], p.282).

Esta visión de que las iglesias deben mantenerse fuera de política y restringirse a sí mismas sólo a la “actividad espiritual” refleja una actitud extendida en este siglo, poco prometedora. Quien dijo estas palabras era un católico caduco y hubo gentes, tanto en el interior como en el exterior de la iglesia, que estuvieron de acuerdo con él. Esa misma actitud la encontrarás a menudo si asumes de corazón lo abordado en este curso —que te introduce a la enseñanza social de nuestra iglesia— e intentas transmitirlo de corazón a otros.

La doctrina social es un rama de la teología moral. Ha llegado a ser parte de la enseñanza ordinaria del Magisterio (es decir, del papa y los obispos), junto a las reflexiones de teólogos, las aportaciones de las Órdenes y Congregaciones religiosas de la Iglesia y de muchas Entidades de Caridad y organizaciones católicas. A la DSI se la reconoce como un cuerpo de enseñanza, desarrollada particularmente en el siglo pasado, para la creación de fundaciones basadas en las Escrituras, Padres y Tradiciones de la Iglesia. Como ocurre con toda la teología moral, nuestra enseñanza social se refiere a la forma en que las personas están llamadas a vivir sus vidas según el Evangelio de Cristo —el fruto, las buenas obras surgidas de lo que ellas creen—. Como parte de la enseñanza ordinaria de la Iglesia (realizada con la autoridad que le da su poder de atar a todo fiel) es la enseñanza a la que los católicos "deben adherirse… con religioso respeto”(LG 25 = Catecismo 892). Sin embargo, todavía hay una gran ignorancia (y de hecho, disensión) sobre la enseñanza social de la iglesia, de modo tal que ésta a menudo ha sido calificada como “el secreto mejor guardado de la iglesia”. Un programa de formación del diaconado, que incluya también su formación permanente, debería ayudarte a desvelar ese secreto. Pero, debes estar preparado, si no lo estás ya, a ser criticado o encasillado: hay una sensación en la gente de estar amenazada por esta rama de la enseñanza católica. Muchos piensan que la iglesia debería orientar los asuntos sociales a temas como la santidad de vida, el matrimonio, y la independencia y financiamiento de nuestro sistema escolar. No hablarán bien, pero, como Jesús dijo, “¡Alégrense cuando llegue ese día y bailen de júbilo!” La negativa a asumir esta enseñanza seriamente y la opinión de que estas materias no son del interés de la Iglesia, es manifestación de una seria crisis de fe. Muchos católicos, en virtud de esa su indiferencia o disensión, incurren en grave deslealtad al papa y a los obispos y una provocación de escándalo en la iglesia; esto es peor cuando afecta a católicos serios y devotos. Podría especular horas sobre la razón de esta resistencia que ya me ha desgastado en la década pasada. Algo habría que hacer con la historia del catolicismo en estas islas (Inglaterra) y su deseo de mantener “bajas nuestras cabezas” para no ser vistos como sirvientes del poder temporal de un soberano extranjero, es decir, del papa; pienso que ocurre, también, porque el punto de confluencia de la vida católica se ha movido desde los barrios deprimidos del centro de las ciudades a los suburbios, adonde nuestra gente ha incorporado la cultura política de aquellos que están alrededor suyo; muchos laicos católicos (y clero, también) viven en un ambiente político y cultural profundamente conservador y reaccionario, bajo la envenenada cultura del Daily Mail; y muchos reaccionarán, con sesudas diatribas sobre la llamada “corrección política”, a todo lo que la iglesia tenga que decir sobre justicia social. Este cinismo es aprovisionado de combustible por publicaciones como el supuestamente (católico) Catholic Herard (sic). No quiero decir con esto que laicado-clero sean en sí justos o malos.

Las cuestiones tratadas por la enseñanza social católica van al corazón de la identidad cristiana en el mundo y a la misión de la Iglesia. Muchos de ustedes, durante su formación ya lo habrán estudiado; muchas obras se hicieron en nuestros programas de formación y en nuestras parroquias, cuando nuestros obispos publicaron su documento The Common Good (El Bien Común), sobre la enseñanza social, hace diez años de este invierno, y que fuera seguido con las declaraciones publicadas antes de las dos elecciones generales siguientes. Vamos hoy a dar una mirada al documento más importante elaborado por el Magisterio en estos últimos años sobre este asunto, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, cuya traducción inglesa apareció hace menos de un año, en junio de 2005.

¿QUÉ ES EL COMPENDIO Y POR QUÉ FUE ESCRITO?

Como la mayor parte de ustedes sabe, la enseñanza social “oficial” implica una cantidad inmensa de material proveniente de diversas fuentes —decretos de concejos generales y locales, de escritos de Padres y otros teólogos y santos; de cartas papales y de otras declaraciones, incluyendo homilías y catequesis dadas en las audiencias; de documentos de los dicasterios de la Santa Sede; de declaraciones y de documentos de conferencias episcopales locales y regionales. Mucho de este material, como habrán apreciado, no es fácil de conseguir ni asimilar rápidamente en una colección temática organizada, modelada acorde al Catecismo de la Iglesia Católica; ha sido necesario tomar cierto tiempo. Por supuesto, este ejercicio tiene sus limitaciones —como el nuevo material sobre enseñanza social se está produciendo todo el tiempo, casi lo que necesitamos es una carpeta de hojas sueltas anilladas más que un libro— y el Compendio o los suplementos publicados serán, probablemente, revisados regularmente. Por último, Juan Pablo II pidió que lo producido sea una descripción sucinta pero completa “de la enseñanza social de la iglesia” (“Presentación”, hecha por el Cardenal Martino, p.xvii). El trabajo comenzó en 1999 y, en gran parte, fue dirigido por el Cardenal vietnamita Nguyen Van Thuan. Fue lanzado en Roma el 24 de octubre de 2004; la edición inglesa fue lanzada en junio de 2005.

A mí me parece que es importante, también en otros sentidos, por dos razones, el hecho real de elaborar esta colección.

Primero, que un compendio no significa, obviamente, presentar algo nuevo, pero sí algo que reúna la enseñanza existente; está claro que este ejercicio, en sí mismo, en términos de presentación de su enseñanza, ha dado a la Iglesia una mayor sensación de confianza. Como sugerí en una crónica sobre la enseñanza social, en The Pastoral Review, puedes ver esta fortaleza de la asertividad de nuestra enseñanza, en el tema sobre las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva, en las secciones 508ff. Señalo, en un número de declaraciones anteriores, que está claro que las políticas de disuasión nuclear “deben ser sustituidas…” Esta convicción, que implica enfrentar el poder del estado, no es siempre evidente entre escritores que tratan sobre la enseñanza social; pienso que podemos ver los frutos de esto en la declaración, aún más directa sobre este asunto, contenida en el primer mensaje de Paz Mundial del papa Benedicto XVI, en enero (pasado por alto por la mayoría de los comentaristas). Sientes que la enseñanza social tiene, casi, “mayoría de edad”; nada hay que tenga que discutirse acerca de su inclusión en el índice de la vida católica. Digo “casi”, porque, “en el fondo”, eso no siempre es verdad; de hecho, pienso que en Inglaterra hubo muy poca información en la prensa católica acerca del lanzamiento de este documento, y muy poco se ha escrito sobre su importancia.

La segunda razón por la cual formar este Compendio es importante, es que anuda extremos débiles y hace conexiones necesarias entre diversas áreas de la enseñanza. Cuando intentas y dices a los católicos cómo es de importante la enseñanza social, uno de los problemas que tienes encima, siempre en contra, es el deseo de la gente de decirte que la enseñanza social es menos importante que otras cosas —generalmente, que enseñar al cristiano sobre familia, matrimonio, aborto y sexo—. Un mensaje claro del Compendio es que no puedes enfrentar una área de la enseñanza contra otra de una manera competitiva: todas son importantes y ligadas entre sí. Que lo que enseñamos sobre la dignidad de la persona humana, creada a imagen de Dios, y que es uno de los temas del documento, sub-asume todas estas cosas. Enseñamos que el aborto y el divorcio son incorrectos, por la misma razón que deploramos malos tratos a los refugiados, porque todas estas acciones ofenden la enseñanza sobre la dignidad humana y tratan a las personas como objetos. Realmente, tienes que volver sobre esto una vez y otra vez; alguna gente no lo aceptará; continuarán diciéndote que, mucho de esto, es “la Iglesia interviniendo en política.” Ustedes pueden ver, en las secciones del Compendio sobre la familia, cómo hemos visto siempre que ésta es una unidad fundamental en nuestra comprensión de la sociedad; ¿pero, cuántas veces entendemos lo que esto significa? Una de las críticas hechas a documentos de nuestros obispos sobre enseñanza social, ha sido, constantemente, ésta: debes abordar principios básicos como la solidaridad, pero mantenerte alejado de las cuestiones específicas y dejar al laicado resolver las políticas prácticas. Todo lo que la Santa Sede ha producido en los anteriores cuarenta años, y este Compendio sobretodo, son demostraciones de qué tan equivocada es esta crítica. El laicado, integrado por los hombres y las mujeres, ciertamente es el que debe incorporarse a la actividad política y al quehacer social activo en la búsqueda de lo que enseña la iglesia, pero el Magisterio tiene el derecho de actuar para que se apliquen los principios básicos en los asuntos específicos; localmente y por todo el mundo, los obispos y el clero se aseguran de que los laicos, hombres y mujeres, sean integrados en los procesos de examen y aplicación en los varios subcomités de las conferencias de obispos; me temo que si esperáramos que algunos cuerpos representativos de laicos católicos, hombres y mujeres, examinen estos asuntos en detalle, tendríamos que enfrentarnos a una espera muy larga; extrañamente, esto no fue así en el pasado.

La estructura del documento es bastante importante y nos ayuda a entender sobre qué trata éste. Está desarrollado, como el antiguo Gaul, en tres partes. La primera establece ante nosotros principios básicos; la segunda mira hacia asuntos específicos y la tercera refleja cómo la comunidad de la iglesia puede poner en práctica la doctrina social. Debes tener tus propias copias de todo; el propósito principal de mi intervención será ilustrar la superestructura y los temas. El texto escrito de esta conferencia abordará los puntos referenciales que necesitarás mirar más profundamente. Las referencias que siguen a los párrafos son letras mayúsculas que son una aide-memoire (ayuda memoria) mía, de cuando cité extractos durante una conferencia anterior.

INTRODUCCIÓN AL COMPENDIO

UN HUMANISMO INTEGRAL Y SOLIDARIO

Espero que muchos de ustedes lean el fascinante artículo del profesor Nicholas Boyle sobre humanismo cristiano, incluido en The Tablet a principios de este año. En esta introducción, el Pontificio Consejo rescata, de secularistas y de ateos, el concepto completo de “humanismo”. La sección 14 resume lo anterior. También se refiere a los distintos niveles de autoridad de los diversos documentos y deja en claro que corresponde a las conferencias de los obispos individuales la aplicación de la enseñanza, según las situaciones locales.


PARTE UNO


  • Capítulo Uno: El plan de amor de Dios por la humanidad
—La acción liberadora de Dios en la historia de Israel
—Jesucristo, la realización del plan de amor del Padre
—La persona humana en el plan de amor de Dios
—El Plan de Dios y la misión de la Iglesia

Algunas veces la gente piensa que el testimonio de la iglesia sobre la justicia social es puramente reactivo, que estamos nada más mirando el mundo a la luz nuestra enseñanza; nos acusan de sólo desear ser “relevantes”. Vale la pena subrayar que el punto de partida de la doctrina social, realmente, comienza en Dios mismo y su iniciativa y plan para la humanidad, hecho verdadero en la historia. Nuestro punto de partida, como siempre, es nuestro Dios revelado, que se muestra a sí mismo gratuitamente a nosotros. El capítulo pasa rápidamente la historia de la salvación del pueblo de Israel, tocando la ley, el éxodo y la predicación de los profetas —y cómo todo esto alcanza su cumplimiento en Jesucristo— “el acontecimiento decisivo de la historia de Dios con la humanidad”. Jesús nos revela la Trinidad y ésta es la base del mandamiento del amor humano. Todo es parte del plan de amor de Dios —salvación que se ofrece al conjunto de humanidad– y cómo nuestra relación con Dios está ligada estrechamente a la relación a que estamos llamados a tener con los demás; nosotros, como discípulos de Cristo, somos una nueva creación. Hay una reflexión importante sobre “la autonomía de las realidades terrenales”, pero esto no significa que la humanidad pueda hacer lo que le venga en gana. La iglesia, como comunidad elevada de Cristo, es el signo de la comunión de Dios con la humanidad, es la defensora de la trascendencia de la persona humana y lo es como servicio del Reino del Dios, tema de otra conferencia en este curso. Esto se dirige a la “transformación del mundo”, que es una tarea específica a la cual están llamados los diáconos: el Directorio define a los diáconos como “ministros de la caridad” cuando “promueven la vida en todas sus fases y transforman el mundo según el orden cristiano”. Todo está relacionado con la construcción del “nuevo cielo y de una tierra nueva”; y este capítulo se cierra con la mención de Nuestra Señora como el modelo para esto.

  • Capítulo dos: La misión de la iglesia y la doctrina social
—Evangelización y doctrina social
—La naturaleza de la doctrina social de la Iglesia
—La doctrina social de la Iglesia en nuestro tiempo: notas históricas

La doctrina social ocupa una gran parte en la “historia” de la iglesia de nuestro tiempo; es una muestra distintiva de su testimonio; debido a que, mucho de esto, es nuevo para la gente es a menudo impopular, porque a la gente no le gustan las cosas nuevas. Pablo VI recordó a la Iglesia, en Evangelii Nuntiandi, en 1971, que el compromiso con la justicia social era un aspecto integral de la evangelización y, éste, es el tema del capítulo dos: la iglesia existe dentro del contexto de la historia humana. En esta sección, el consejo observa las características básicas de la doctrina social y su relación con otras ramas del conocimiento; y la historia moderna desde Rerum Novarum.

  • Capítulo tres: La Persona Humana y los Derechos Humanos
—La doctrina social humana y el principio personalista
—La persona humana como el “Imago Dei”
—Los muchos aspectos de la persona
—Derechos Humanos

La herramienta conceptual básica, si ustedes quieren, de la doctrina social es la persona humana creada a semejanza e imagen de Dios: otra vez, la iniciativa ha venido de Dios Creador. El mundo está cansado del cinismo de la derecha que tiende a saludar cualquier referencia a los “derechos humanos”, pero es crucial entender que la comprensión distintiva de la Iglesia Católica sobre esto es consecuencia de su creencia en Dios Creador, y esto es lo que se explora en el capítulo tres. El pecado inflige daño a la persona humana y ello incluye los “pecados sociales”. Esta doctrina de la persona humana es la que establece la igual dignidad de toda la gente, y la igualdad de las comunidades en las que vive y de diversas categorías de personas: mujeres, gente con discapacidades. Hay una sección entera sobre la importancia de los derechos humanos, que también exigen deberes; la iglesia es clara en su apoyo de defensa y de promoción de los derechos humanos.

  • Capítulo Cuatro: Principios de la Doctrina Social de la Iglesia
—Significado y unidad sociales
—El principio del Bien Común
—El Destino Universal de los Bienes
—El Principio de Subsidiaridad
—El Principio de Solidaridad
—Los Valores Fundamentales de la Vida Social
—El Camino del Amor


Este capítulo reúne los principios fundamentales y permanentes que subrayan todo el cuerpo de la enseñanza; algunos de ellos se han tratado ya. Mucha de la enseñanza social es reactiva, respondiendo a las nuevas situaciones y realidades políticas, y se entiende sea adaptable a las nuevas realidades. Pero, los principios de base son permanentes y no negociables; también dan al cuerpo entero significado y unidad de enseñanza; quedándose en los principios antes que en las ayudas corremos el peligro de solamente mirar un conjunto de situaciones aisladas.

Es la dignidad de todas las personas, creadas a imagen de Dios, la que establece el primer principio, el Bien Común, definido por Gaudium et Spes como “la suma total de las condiciones humanas que permiten a la gente, como grupos o como individuos, para alcanzar su realización más completamente y más fácilmente”. Las sociedades humanas logran solamente su estatura completa cuando logran el bien común. La sección 166 resume todo lo que son los medios de práctica; ésta es la responsabilidad de la gente dentro de la sociedad y también de los gobiernos “puesto que el bien común es la razón por la cual existe la autoridad política”. Los principios de base de la doctrina social reflejan lo que creemos sobre cómo Dios nos ha creado, y el Destino Universal de los Bienes. Esto define los derechos que tenemos los seres humanos sobre los bienes materiales para subvenir nuestras necesidades primarias; Dios nos ha dado estas cosas para este propósito; así: … esto significa que tenemos derecho a la propiedad privada que es absoluta e intocable pero que está “subordinada al derecho de uso común” y necesita ser regulada. Se hace claridad en que los avances en tecnología crearon nuevas responsabilidades de cómo asegurar el acceso universal a los bienes de la creación; similarmente son elogiadas otras formas de propiedad adquirida. Este principio del Destino Universal de los Bienes conlleva, en la enseñanza de la Iglesia, la noción de la opción preferencial por los pobres, tomada de las teologías de la liberación, y asumida originalmente en las enseñanzas de Juan Pablo II y de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es este concepto lo que inspira mucho de lo que intenta la Iglesia Católica hacer en el mundo; también significa que los actos de caridad son realmente en justicia. San Gregorio El Grande señaló: “Cuando atendemos a las necesidades que ésos desean, nosotros les damos de lo que es suyo, no de lo nuestro. Más que realizar obras de misericordia, estamos pagando una deuda de justicia”.

La Subsidiaridad es, de alguna manera, uno de los principios más conocidos de la doctrina social, desarrollados por Pío XI en su encíclica Quadragesimo Anno, 1931. Es el principio de que las cosas deben hacerse en el nivel lo más cerca posible a la gente, tanto como lo más extensamente posible es decir, en la unidad más humilde. Las unidades más grandes existen para apoyar las más pequeñas. Dentro de la vida de la iglesia, el mejor ejemplo es la parroquia, que goza lejos de más autonomía que lo que la gente se imagina a menudo; en vida política significa que debemos apoyar un gobierno local más fuerte al nivel más pequeño posible. Es del caso estar en contra de la centralización y de la burocracia excesivas; es salvaguarda de la importancia de las organizaciones pequeñas en el estado y la familia, mientras no desvirtúen funciones propias del estado. Es también a título de este principio que la participación y la democracia se pactan.

El Papa Juan Pablo II definió la Solidaridad en su gran encíclica de 1987, Sollicitudo Rei Socialis. No es simplemente compasión para aquellos en necesidad, sino una virtud moral que define interdependencia: se aplica a las instituciones tanto como a los individuos, todos, referidos a la persona misma de Jesucristo. En un llamativo pasaje, no citado en ninguna parte, la congregación nos dice qué son estos medios para todos nosotros:

“El principio de la solidaridad requiere que los hombres y las mujeres de nuestros días cultiven un mayor conocimiento de que ellos son deudores de la sociedad de la cual han llegado a ser parte. Son deudores debido a esas condiciones que hacen posible la existencia humana, y debido a la herencia indivisible e imprescindible constituida por la cultura, el conocimiento científico y técnico, los bienes materiales e inmateriales y todos los que la condición humana ha producido. Una deuda similar se debe reconocer en las varias formas de interacción social, de modo que el viaje de la humanidad no ha de ser interrumpido sino que debe seguir abriéndose a las generaciones presentes y futuras, todos llamados a compartir juntos el mismo regalo en solidaridad”.

El siguiente principio es descrito como Valores Fundamentales de la Vida Social. Los principios, por sí solos, no son suficientes; es necesario construir valores —verdad, libertad y justicia—; éstos son importantes, en parte, debido a la manera en que están hoy amenazados en el mundo. Esto nos conduce al principio anterior, el del Camino del Amor, que resume todos los otros. El amor necesita templar la justicia; esto está demostrado por la historia reciente y es, seguramente, una referencia a las sociedades en el siglo XX, en el cual se clamaba actuar con justicia, mientras oprimía a millones.

PARTE DOS

Aquí se nos invita mirar siete áreas centrales

  • Capítulo Cinco: La Familia, Célula Vitale de la Sociedad
—La familia, la primera sociedad natural de la sociedad
—Matrimonio, el fundamento de la familia
—La subjetividad social de la familia
—La familia como participante activo en la vida social
—La sociedad al servicio de la familia

Como dije anteriormente, tenemos fuera de nuestro pensamiento habitual a la familia como concepto de “doctrina social”. Es significativo que ésta sea la primera área que el documento trata, viendo a la familia como la célula básica y “cimiento en la edificación de la sociedad”; y esto, fundado en el matrimonio. Necesitamos la familia porque estamos hechos para vivir como seres humanos que aman; pero la Iglesia excluye otros tipos de relación; su apertura a la vida es una característica de la familia, así que la enseñanza tradicional sobre control de la natalidad está firmemente enraizada dentro de la doctrina social. Este capítulo cubre otras cuestiones éticas referente a la familia, como ocurre con el tratamiento de la fertilidad y más; e incluye la educación y la dignidad y derechos de los niños. La importancia que damos a la familia afecta a numerosas otras áreas de la economía y la vida social, tales como el trabajo humano, y necesitamos recordar que la sociedad está al servicio de la familia, no viceversa.

  • Capítulo seis: El trabajo humano
—Aspectos bíblicos
—El valor profético de la Rerum Novarum
—La dignidad del trabajo
—El derecho al trabajo
—Los derechos de los trabajadores
—La Solidaridad entre trabajadores
—Las “nuevas cosas” del mundo del trabajo

Históricamente, toda esta área de la reflexión ha sido siempre central en la enseñanza social. En nuestro examen más detallado de las encíclicas papales está claro que en Rerum Novarum es el sujeto clave a ser tratado, y ha seguido siendo importante. Todo esto proviene de la visión bíblica de la creación y de la vida misma de Jesús: es una expresión de nuestra completa humanidad. Las cuestiones claves que miramos en otra parte, se examinan nuevamente; por ejemplo, la importancia del domingo como día de descanso, derecho del empleo y deber del estado —observen que esta sección reitera el derecho de las mujeres al trabajo— los derechos de los migrantes, el derecho a la huelga y el formal reconocimiento de la asociación sindical. . Esto no es abordado de mala gana: las asociaciones (sindicales, en este caso) son importantes. La sección final del capítulo aborda los trabajos por turno y los cambios en los modelos de trabajo.

  • Capítulo siete: Vida económica
—Aspectos bíblicos
—La Moral y la economía
—Iniciativa privada e iniciativa empresarial
—Las instituciones económicas al servicio del Hombre
—Las “nuevas cosas” en el sector económico

Esta es una gran área en la que encontramos resistencia entre mucha de nuestra gente.
La razón por la que ustedes, como diáconos, son observados como especialistas en doctrina social es, seguramente, por el trabajo que realizan día a día.

El sacerdote medio viene a este campo de enseñanza desde un lugar muy diverso; algunos de nosotros podemos ser buenos (o no) en conseguir gente que done dinero o compre boletos de rifa, pero, la mayoría, nunca hemos hecho funcionar un negocio y podemos, probablemente. darnos el gusto de pensar que no manejamos nuestras parroquias como negocios (no nos parecen tampoco; ¡y las diócesis, ciertamente, no lo son!). ¡Tanto así, que, cuando a feligreses que, como muchos de ustedes, están en los desafíos del mundo de la economía y de los negocios la Iglesia, les dice que está en necesidad para poder responder, ellos incluso esperan que lo hagan ustedes! El punto de partida de este capítulo es la Biblia y la riqueza patrística, por ejemplo, existentes para ser compartidos. En la economía de libre-mercado el acoplamiento entre la economía y la moralidad es un aspecto clave de lo que estamos diciendo. La libertad y la iniciativa privada están entre nuestros derechos humanos, y esto nos ayuda a entender que la ganancia es un buen indicador de que un negocio está funcionando bien…, pero todas estas cosas están al servicio de la humanidad, no lo contrario. En su papel regulador, el estado necesita ser fiel a los principios de la subsidiariedad y de la solidaridad, salvaguardar al débil. En términos de vida y globalización financiera internacional, hay una necesidad de contar con un marco regulador apropiado.

  • Capítulo ocho: la comunidad política
—Aspectos bíblicos
—Fundamento y propósito de la comunidada política
—Autoridad política
—El sistema democrático
—La comunidad política al servicio de la sociedad civil
—El estado y las comunidades religiosas

En todos los documentos de los obispos, que mirábamos anteriormente, el cinismo sobre lo cívico y la vida política es un problema de tratamiento constante. Esta sección cubre los mismos temas. En la Biblia, la acción de Dios en la historia está dentro de las comunidades políticas de Israel y de Judea. En la visión cristiana del mundo, la comunidad política nunca puede demandar lealtad absoluta —es conforme a la ley moral de Dios—; la autoridad política ha sido “fundada en la naturaleza social de la persona”. La dignidad de la autoridad política es gobernada por la ley moral y esto significa que los ciudadanos no están obligados a seguir las leyes que están en conflicto con la ley moral: la objeción de conciencia es un derecho. Es en este punto en que la oposición a la pena de muerte se ha reafirmado. En la conferencia sobre encíclicas sociales papales vimos cómo la iglesia ha venido gradualmente valorando el sistema democrático sobre otros sistemas y esto se afirma en 406ff.; el lugar dentro de la comunidad de la iglesia y de otros cuerpos religiosos necesita ser salvaguardado.

  • Capítulo nueve: la comunidad internacional.
—Aspectos bíblicos
—Las reglas fundamentales de la comunidad internacional
—La organización de la comunidad internacional
—Cooperación internacional para el desarrollo

Los temas de la paz y del desarrollo internacional han sido un gran elemento en la doctrina social, desde las grandes encíclicas de Juan XXIII, el Bueno, Mater et Magistra y Pacem en Terris. El punto de partida de este capítulo es la unidad de la familia humana mostrada en la Biblia; y Jesús corta de través las divisiones entre hombres y mujeres. La iglesia asume explícitamente la cooperación y la armonía, y elogia explícitamente la O.N.U y agrupaciones similares, lo que es también importante para desarrollar una adhesión católica a los ideales de la Unión Europea y otras organizaciones modeladas en ella. Es parte de lo que tiene esto que ver con el desarrollo; las necesidades de los países que sufren pobreza y subdesarrollo y la lucha contra la pobreza y la crisis de la deuda se enfrentan aquí.

  • Capítulo diez: Salvaguardando el medioambiente
—Aspectos bíblicos
—El Hombre y el universo de las cosas creadas
—La crisis de las relaciones entre el Hombre y el medioambiente
—Una responsabilidad común

Toda esta área se ha pensado a menudo como “la hermana pobre” dentro de la familia de la doctrina social, “la Cenicienta”. El documento de la conferencia de nuestros obispos, “La llamada de la creación”, fue una tentativa inicial (y algo corta) de mirar este asunto. La manera de mirar el Consejo la ecología es aquí igual que con otras áreas —comenzar con la Biblia y el lugar de la humanidad en el propósito creativo de Dios—; los problemas vienen cuando el mundo de la naturaleza es otro objeto de abuso en nuestra manipulación. Las bienes de la tierra están para ser compartidos por igual y la dignidad de la persona debe, siempre, ser protegido.

  • Capítulo once: la promoción de la paz
—Aspectos bíblicos
—La Paz: fruto de la justicia y del amor
—El fracaso de la paz: la guerra
—La contribución de la Iglesia a la paz

Como con otros asuntos internacionales, éste realmente ha llegado a ser mucho más central desde Pacem en Terris (1963). Como he reflejado en otra parte, la enseñanza sobre paz y guerra es un ejemplo de qué tanto se ha cambiado y convertido. Se espera que los católicos sean fundamentalmente “pacifistas”, incluso teniendo en cuenta la doctrina de la justa guerra, de una manera que habría sido inconcebible en los años 50, aún menos anteriormente. Las cosas realmente han cambiado; y, como en otras áreas, a mucha gente no le gusta. Este capítulo comienza, otra vez, con la visión bíblica. La condenación de la guerra, dibujada en la enseñanza papal, necesita reexponerse. El capítulo se inicia definiendo las circunstancias en las cuales un recurso de fuerza es legítimo, reiterando el papel de los cuerpos internacionales y defendiendo los derechos de los refugiados. La sección sobre el desarme contiene un desafío llamativo y asertivo a la teoría entera de la disuasión; pienso que esto es un ejemplo, seguido por el Santo Padre en el mensaje relativo a este año para el Día de la Paz Mundial, de cómo la enseñanza se está moviendo rápidamente, permitiendo a la iglesia enfrentar más eficazmente la situación de las armas nucleares.

PARTE TRES

  • Capítulo doce: doctrina social y acción eclesial
—Acción pastoral en el campo social
—La doctrina social y el compromiso de los fieles laicos


¿Cómo haremos para poner todo esto en acción? Esta tercera parte del Compendio mira constructivamente cómo podemos arraigar la doctrina social en la vida de la Iglesia entera. El trabajo y el testimonio, a menudo práctico, de justicia social entre cristianos está en los márgenes de la vida de la parroquia; un pasatiempo confiado a unos pocos. Como diácono es tu responsabilidad ayudar a construir un acercamiento integrado, y mejor donde no hay nadie más para hacerlo, especialmente, donde muchos sacerdotes no están interesados en la doctrina social y saben muy poco sobre ella. La clave para esto es la formación y catequesis del laicado. El documento mira a individuos dominantes, como el obispo, los sacerdotes y las personas consagradas, pero, tristemente, no hay referencia a los diáconos… Las responsabilidades de los fieles laicos son importantes; las miradas del Consejo caen sobre las cosas específicas que el laicado puede hacer y sobre las organizaciones de laicos. Hay un buen resumen de cómo éste duerme, en términos de las responsabilidades de la iglesia y las del estado.

Conclusión: para una civilización del amor

Tengo la esperanza de que este resumen les permita ver algo de la importancia y de la elocuencia de este documento y del por qué, como diáconos, necesitas sea tu compañero de almohada constante.

LECTURAS BÁSICAS

Pontifical Council for Justice and Peace Compendium of the Social Doctrine of the Church (London: Burns and Oates 2005). The original was published in 2004 by the Vatican Press. This document is indispensable for all deacons. Concejo Pontificio de Justicia y Paz Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia… etc… Este documento es indispensable para todos los diáconos.

Vatican II Pastoral Constitution on the Church in the Modern World, Gaudium et Spes esp. 23-32, 40-46, 63-93

Bishops Conference of England and Wales, The Common Good (Manchester: Gabriel publications, 1996) – out of print but available online from www.catholic-ew.org.uk by giving the reference http://217.19.224.165/cbc/cq.htm. (many thanks to Deacon Robert Levett for this information).

Vote for the Common Good (2001) – the Bishops’ document produced before the 2001 General Election: also available from the above website.

The General Election - A letter from the Bishops’ Conference of England and Wales, March 2005. Available from http://www.catholicchurch.org.uk/election. This was the pastoral letter circulated on Palm Sunday 2005.

LECTURAS ADICIONALES

The Common Good – The Catholic Church’s Social Teaching An Abridged Text with Questions for Personal Reflection (London: Kevin Mayhew 1997) ISBN 0 86209 944 7
Catecismo 2419 – 2463
Catholic Education Service The Common Good in Education (1997)
Congregation for Catholic Education, Guidelines for the Study and Teaching of the Church’s Social
Doctrine in the Formation of Priests (Rome: Vatican Press 1988)
León XIII Rerum Novarum (1891)
Pius XI Quadrageismo Anno (1931)
Blessed John XXIII Mater et Magistra (1961)
Pacem in Terris (1963)
Paul VI Populorum Progressio (1967)
Humanae Vitae (1968)
Octagesima Adveniens (1971)
John Paul II Laborem Exercens (1981)
Familiaris Consortio (1982)
Sollicitudo Rei Socialis (1987)
Centesimus Annus (1991)
Veritatis Splendor (1993)
Tertio Millennio Adveniente (1994)
Evangelium Vitae (1995)
Dies Domini (1998)
Letter for World Peace Day 1999 Respect for human rights: the secret of world peace (in
The Tablet, 2 January 1999).
Tertio Millennio Ineunte (2000)
The Coming of the Third Millennium - popular version of Tertio Millennio Adveniente
(CAFOD 1996)
Benedict XVI Deus Caritas Est (2006)
World Peace Day Message, 1 January 2006

See also letters and statements from the Holy See in recent years on these topics: Refugees, Racism, the Shoah, the Arms Trade, Ethics in Advertising, and Homelessness. Ver también las cartas y declaraciones de los Sagrados Obispos en años recientes sobre los siguientes tópicos: Refugiados, Racismo, la Shoah, el Comercio de Armas, Ética y Propaganda, y Allegados (los sin casa)

Catholic Bishops Conference of England and Wales Human Rights and the Catholic Church (1998)
Jubilee for Refugees (1999)
The Call of Creation (2002)
Cherishing Life (2004)
Taxation and the Common Good (2004)
A Place of Redemption (2004)

Charles, Rodger, SJ Introduction to Catholic Social Teaching (Oxford: Family publications 1999)
Christian Social Witness and Teaching, 2 volumes (Leominster 1998) This is an invaluable survey of social teaching and liberation theology
Sirico, Robert A. and Zieba, Marciej, The Social Agenda of the Catholic Church (London: Burns and Oates 2000)
Murphy O’Connor, Cormac (ed.) Faith in Europe - Lectures given in Westminster cathedral in 2005 by the
Cardinal, Fr Timothy Radcliffe OP, President Mary McAleese, Jean Vanier, Bob Geldorf and Lord Patten
(London: DLT 2005)
Boswell, J.S., McHugh, F.P., and Verstraeten, J., (eds.) Catholic Social Thought: Twilight or Renaissance?
(Leuwen 2000)
Burghart, Walter J., SJ Preaching the Just Word (New Haven: Yale University Press 1996)
Cavanaugh, William T. Torture and Eucharist (Oxford: Blackwell 1998)
Finnis, John, Boyle, Joseph, and Grisez, Germain Nuclear Deterrence, Morality and Realism
(Oxford:Clarendon 1987)
Dwyer, Judith A. (ed.) The New Dictionary of Catholic Social Thought (Collegeville: Liturgical Press 1994)
Unemployment & the Future of Work – An Enquiry for the Churches (London: CCBI 1997)
Schall, James A. ,SJ The Church, the State and Society in the Thought of John Paul II (Chicago 1982)
Beck, Ashley ‘Catholic Social Teaching Chronicle’, The Pastoral Review January/February 2006, pp. 81-
84.
Freemasonry and the Christian Faith (London: CTS 2005), pp. 37-45.
‘Why the Church must help Europe recover its soul’, Catholic Herald, 14 March 2004 (see
footnote 2)
‘Faith in Europe’, The Pastoral Review November/December 2006.
The text of my Lent 2003 talks Europe under Christ, given in Beckenham, can be found in the website of the network known as Faith in Europe. Follow the links to ‘bodies in association’ on the website of Churches Together in Britain and Ireland, http://www.ctbi.org.uk/. I am hoping to publish all or part of these talks and would welcome comments.

Byron, William J., SJ ‘The Building Blocks of Catholic Social Teaching’, America 179 (31.10.98) no. 13
National Conference of US Catholic Bishops Sharing Catholic Social Teaching: Challenges and Directions
(1998)
The Woodstock Report, March 1994 – article by A. Dulles SJ
October 1991 – article by W. Burghardt SJ
Brueggemann, W ‘The Preacher, The Text & the People’, Theology Today October 90
et al. ‘To Act Justly, Love Tenderly, Walk Humbly 1986
Archbishop Vincent Nichols 17ix97 ‘Money and Morality’ – http://www.tasc.ac.uk/cc
Christian, D., SJ ‘Catholic Social Teaching :Critical Comments’ in
G.Darring@www.mcgill.pvt.k12.m.us/jerryd./gedcst.htm
Boyle, Nicholas Who are we now? Christian humanism and global market from Hegel to Heaney
(Edinburgh 1998)
‘Human Rights and our human God’ The Tablet 18 March 2006, pp.12-13.
O’Huallachain, D. L. and Forrest Sharpe, J. (eds.) Neo-Conned! Just War Principles: A Condemnation of War in Iraq (Vienna, Va.: IHS Press 2005)
Neo-Conned! Again - Hypocrisy, Lawlessness and the
Rape of Iraq (Vienna, Va.: IHS Press 2005)













No hay comentarios: